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35 Estén, pues, vigilantes también ustedes, porque no saben cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o de madrugada. 36 ¡Que no los encuentre dormidos, aunque venga de improviso! 37 Y esto que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Estén vigilantes!

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